Los siglos XVIII y XIX conforman la edad de oro del desarrollo de la educación física y el deporte. En 1810 Ludwig F.Jahn crea la “turnen”, gimnasia alemana, y funda su primer gimnasio en Berlín (1811). Los jóvenes le siguen con gran entusiasmo y es su alumno A. Spiss quien la adapta en la escuela. Objetivo: educar a los alumnos a través de los aparatos con orden y disciplina.
Es la época del Romanticismo en que se fustiga la pedagogía tradicional y propone la reforma de la educación y las costumbres a través del ejercicio físico. Fortalecer el cuerpo es esencial para desarrollar las posibilidades del hombre desde su estado natural y se considera que el ejercicio prepara para la vida y contribuye al desarrollo intelectual.
La educación física nace con la voluntad de ser una pieza fundamental en la formación integral del individuo y esta filosofía sigue inmersa en todos los sistemas educativos de cualquier país. Su objetivo fundamental es colaborar, a través del trabajo corporal, al desarrollo integral del individuo.
Se vale de unos medios muy amplios como la gimnasia, los juegos y el deporte. Cada componente tiene funciones diferentes que se complementan en busca de un objetivo común. En los juegos la recreación, en el deporte la competición y en la gimnasia el desarrollo físico.
El deporte, muy rico en valores formativos, es un medio para educar destrezas y habilidades que permiten ser valoradas a través de la competición. El deporte, ya sea individual o en equipo, constituye una parte importante de la educación física, enseña a competir con uno mismo, a respetar al adversario y a comportarse debidamente dentro de unas reglas de juego, pero no lo es todo.
La gimnasia mejora las cualidades físicas y es utilizada constantemente en el entreno deportivo. Este trabajo para mejorar la condición física no tiene la contrapartida de la recreación, mucho más fácil de conseguir con los juegos y los deportes de equipo. Vence lo lúdico en detrimento de lo formativo. Tampoco lo es todo.
Una buena educación física debe mantener el adecuado equilibrio entre las tres componentes, priorizando cada una de ellas según las diferentes etapas de la vida. Infancia, adolescencia y juventud son sinónimo de juego, formación y confrontación.
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